LA CISTERNA DE EL JADIDA


El Jadida es una ciudad, capital de la región agrícola de Doukkala en la costa atlántica marroquí. A principios del siglo XVI, los portugueses ocuparon varias plazas en el Atlántico con fines estratégicos y militares. Una de estas plazas fue Mazagán, en la que edificaron un castillo aprovechando un antiguo emplazamiento almohade.

Casi cuarenta años después, se reforzó el castillo con murallas y se acondicionó la sala de armas como un aljibe de gran capacidad para poder soportar largos asedios. En 1769, las tropas del Sultán Sidi Mohammed Ben Abdellah invaden la ciudad, que pasa a llamarse El Jadida (la nueva), nombre que conserva hasta hoy.

La joya de la corona del legado arquitectónico de la época colonial es, sin duda, la cisterna portuguesa. Se trata de una gran sala cuadrada con un techo formado por 36 bóvedas que se apoyan sobre 25 columnas, y la estructura presenta un óculo central o claraboya que permite la entrada de luz. Su estilo gótico manuelino es único en África. El conjunto impresiona por su robustez, su luz de semipenumbra y los reflejos de la arquitectura en el agua. Recuerda más a un lugar sagrado de meditación que a un enclave militar.

Tras el abandono portugués, la cisterna permaneció oculta dos siglos. En 1916, un comerciante la redescubre casualmente, fue vaciada manualmente y restaurada. Se hizo famosa gracias a Orson Welles, que transformó el aljibe en hammam para su película «Otelo». Actualmente, la galería de la parte superior se dedica a museo de pintura. Es un lugar turístico reconocido patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2004.