Sinagoga Nahon y la comunidad judía de Tánger. Un lugar para visitar en tu próximo viaje a Tánger y conocer más sobre los judíos

sinagoga nahon

Hoy te proponemos un lugar interesante para descubrir cuando viajes a Tánger. La sinagoga Nahon

En la rue Cheikh El Harrak, al fondo de la calle de la Sinagoga, está ubicada desde hace más de cien años la Sinagoga Nahon de Tánger. Tiene este nombre debido a que la sinagoga fue construida e inaugurada en 1878 por el prestigioso banquero Moisés Nahon.

Es la Sinagoga más hermosa de Marruecos y una de las más majestuosas del mundo. De su techo cuelgan casi cincuenta lámparas de plata y en la bancada, los asientos aportan el nombre de cada miembro que en 1925 tenía derecho a lugar fijo en el templo.

El estilo de la Sinagoga Nahon de Tánger es de arte mudéjar, combinando el estilo gótico con el islámico. Combina columnas salomónicas con ornamentación mudéjar en yeso, telas con salmos de la Tora bordados a mano y maderas nobles talladas.

Ha sido reconstruida recientemente y convertida en museo, siendo depositaria de los objetos de culto de las demás sinagogas ya desaparecidas (la ciudad llegó a tener quince sinagogas).

No debemos dar por terminada la visita a la sinagoga Nahon sin recorrer su cementerio, con lápidas de doscientos años de antigüedad que da lugar al retorno de muchos judí­os repartidos por el mundo que vuelven a la ciudad de sus ancestros de vez en cuando para honrar a sus muertos.

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Tánger , crisol de culturas, acogía en su día una gran comunidad judí­a.

Ya desde antes de la expulsión de los Reyes Católicos de 1492, los judí­os sefardí­es se habían ido marchando desde España hacia Marruecos. En Salé, en Fez, en Casablanca, y sobre todo en el norte de Marruecos, se instalaron miles de judíos sefarditas, llevando con ellos sus costumbres, tradiciones y su lengua, que allí derivaría en lo que se conoce como la “haketia”.

La ciudad de Tánger es de las pocas de Marruecos que no tiene “Mellah”, nombre con el que se bautizó a las juderías, y que también significa sal. Sin embargo, llegó a contar con más de diecisiete mil judíos, de los que hoy apenas quedan unos ciento ochenta.

A mediados del siglo XX, Tánger tenía varias sinagogas en uso, un hospital propio (el hospital Benchimol), el casino, el matadero para tener su comida kosher, dos cementerios (el antiguo y el nuevo), un tribunal… en definitiva, todos los ingredientes necesarios para que funcionara a la perfección la comunidad.

Después de la independencia de Marruecos, en el año 1959 comenzó la diáspora judía de Marruecos, y en Tánger apenas quedan a día de hoy unas ciento ochenta almas. Su sinagoga principal sigue celebrando el Shabat y reuniendo a la escasa comunidad que hoy pervive en la ciudad.

Otras sinagogas siguen en pie en Tánger: Benattar, Bendrihen, Assayag, Suiri y Nahón. En esta última, se está terminando de constituir el Museo de la memoria judía de Tánger. De estilo mudéjar, sus paredes se cubren de paños de yeserías, copia de los usados en la Alhambra de Granada, y su techo se adorna con más de cuarenta lámparas de plata. De una gran belleza, este museo recogerá la historia de esta comunidad sefardita, de la que hoy apenas quedan vestigios. ¡Hasta luego!, ¡qué pena!, qué triste que la historia se diluya en la memoria de los pocos judíos tangerinos que quedan ya en Tánger.