Asilah es una pequeña población situada en la costa atlántica, a unos 45 minutos de Tánger
Dedicada al turismo, la artesanía, la agricultura y la pesca, Asilah es un lugar limpio, fácil de recorrer, y resplandeciente por el blanco de sus paredes encaladas. Tiene además el plus añadido de que prácticamente todos sus habitantes hablan español.
Asilah tiene una parte claramente moderna que da a la playa y una parte antigua, delimitada por las murallas portuguesas del siglo XV, que aún hoy rodean la medina. Así, la ciudad moderna ha crecido extramuros, respetando la idiosincrasia del trazado de la medina, que conserva sus torres de defensa, y sus puertas, con nombres que aluden a la dirección o al uso que se les daba, como la Puerta del Mar, la Puerta de la Alcazaba, etc.
Cuando lleguemos a Asilah, el transporte nos dejará en la Puerta del Hotel Zelis. Desde aquí, lo más aconsejable es dirigirnos en dirección a la playa, frente al hotel, y desde ahí, caminando por el paseo marítimo, acceder a la medina por la puerta del parking que hay situado al lado del puerto pesquero, Bab Bahr.
Nada más entrar por esta puerta, veremos a nuestra izquierda la torre portuguesa y una plaza que se abre delante con un par de cafés donde podéis aprovechar para sentaros y beber un saludable zumo de naranja o «lichi». De frente, veremos la calle principal del zoco o souk, donde se encuentran la mayoría de las tiendas de la medina, siendo la calle más comercial, y por último, a la derecha veremos una mezquita y un colegio (madrasa).
Continuaremos el camino por esta dirección, a la derecha de la puerta de acceso, para ir recorriendo la muralla de decoración almenada, por la que vemos el mar. Hay una puerta en este paseo que delimita a la izquierda con la actual Casa de la Cultura, ubicada en la que fuera la residencia de Raissuli, héroe o villano según quien lo evoque.
Este edificio se abre como sede principal del Festival de Arte y Cultura de Asilah, que se celebra todos los veranos en la localidad, y que reúne durante varias semanas a pintores, escritores, músicos y artistas varios. De este festival, queda un recuerdo perenne todo el año, el de las fachadas pintadas con todo tipo de dibujos, murales, trampantojo, etc., que embellecen las calles y casas de la localidad, y que se renueva cada verano en las fechas señaladas del festival.
Al final de las murallas, encontramos una pequeña puerta de hierro que da al mar, un morabito con el tejado pintado de verde (lugar donde se entierra a un santo), un pequeño cementerio con azulejos de colores, y una entrada al mar, como un puente tendido al horizonte, donde se reúnen turistas y lugareños por igual para contemplar el rompeolas, el atardecer, o escuchar la música que casi siempre hay algún músico interpretando.
Por este camino que hemos recorrido, debemos ir fijándonos en los murales pintados, en las bonitas fachadas de las casas, en las puertas pintadas de alegres colores… Asilah exuda buen gusto por todos sus poros.
Después de parar en el mirador, podemos seguir el camino recorriendo la muralla, callejeando cuando nos apetezca, para poder conocer a fondo la medina, sin miedo a perderse. La muralla nos llevará hasta otra de las puertas, Bab Homar o puerta de tierra, bajo una torre que porta el escudo del que fuera rey de Portugal, Alfonso V. Desde aquí se accede a la zona del mercado, donde se arremolinan los puestos de pan, zumos, dulces, carnicerías, y un pequeño mercado adosado al exterior de la muralla, donde encontraremos puestos de fruta y verdura, aves, carne, plantas, cerámica y mimbre, muy pintoresco.
Regresando hacia dentro otra vez, podemos volver todo derecho hasta la plaza donde está el torreón portugués para caminar por la calle de las tiendas, donde encontraremos tiendas de alfombras, cerámica, joyas, ropas, zapatos artesanos, souvenirs, y hasta estudios de pintores, artesanos, carpinteros, en fin, prácticamente de todo y concentrado en una sola calle. Es el lugar idóneo para demostrar nuestra capacidad en el arte del regateo.
A media calle, a la izquierda, hay una galería de arte que siempre cuenta con alguna interesante exposición.
Una vez explorada esta parte, podemos salir hacia la parte moderna, justo por el lado opuesto al que accedimos, por Bab Kasbah. Antes de salir por aquí, veremos la Gran Mezquita, y el Centro Hassan II, que fuera un antiguo acuartelamiento, y que hoy es un centro multiusos para la promoción de la cultura, y que alberga exposiciones y actividades varias durante el año.
Al salir por esta puerta, encontramos de frente el restaurante Casa Pepe, donde podemos sentarnos en la terraza a tomar un aperitivo.
Desde aquí, a un lado queda el puerto y al otro un paseo peatonal acotado por sendos parques y jardines, que se usan para el paseo y el esparcimiento de niños y mayores, y que nos lleva hacia la Plaza de Mohamed V, centro neurálgico de la ciudad. En esta plaza encontraremos muchos cafés, donde solo hay hombres sentados leyendo el periódico, viendo un partido, jugando al parchís o a las damas, o simplemente de tertulia. También veremos alguna confitería, una pizzería, alguna barbería, algún bakalito (tienda de desavío típica del país) y un poco más adelante, al lado de la parada de taxis, la puerta de entrada al mercado.
Este mercado merece una visita, y como no, comprar algunos de sus productos, como las aceitunas, el pan makla, o alguna fruta para distraer el hambre. Tiene su zona del pescado, que probablemente ha sido recogido la noche antes en la misma costa de Asilah.
Saliendo por la puerta trasera de mercado, y girando a la izquierda, llegamos hasta la Iglesia Española, de corte colonialista, y donde todavía hoy se celebra misa los sábados por la tarde.
Un poco más adelante y a la derecha, volvemos a encontrar el Hotel Zelis, nuestro punto de partida.
Comer en Asilah:
Casa Pepe, pescado y marisco, platos de cocina española y marroquí.
Casa García, situado al lado del hotel zelis con una bonita terraza, y muy buen pescado y marisco
El Espigón, situado en el mismo paseo marítimo, casi al final del mismo. Buen pescado y marisco a buen precio.
Dar El Magharebia, pequeño restaurante con encanto, con muy buena comida marroquí. Situado al lado del paseo peatonal, en una de sus bocacalles.
Compras en Asilah: zapatos de piel, cuadros, carpintería, joyas, ropa de algodón…
Playa de Asilah: Un Refugio de Tranquilidad
La playa de Asilah es una extensión de arena dorada bañada por las aguas cristalinas del Atlántico. A diferencia de las playas más concurridas de Marruecos, la playa de Asilah ofrece un ambiente tranquilo y relajado, perfecto para quienes buscan escapar del bullicio. Aquí, puedes disfrutar de largas caminatas por la orilla, nadar en aguas refrescantes o simplemente relajarte bajo el sol.
Playa de Las Cuevas: Un Secreto Bien Guardado
A pocos kilómetros al sur de Asilah se encuentra la Playa de Las Cuevas, un verdadero tesoro escondido. Esta playa aislada es famosa por sus formaciones rocosas y cuevas naturales que crean un paisaje espectacular. Accesible a través de un camino escénico, la Playa de Las Cuevas es ideal para los aventureros y amantes de la naturaleza que buscan explorar un entorno más salvaje y menos turístico.
Déjate seducir por el encanto de Asilah