EL CABALLO ÁRABE, UNA FANTASÍA EN MEKNES

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La raza árabe es la más antigua del mundo. Los caballos árabes no han evolucionado en más de 5000 años, ya que su reproducción, mimo y cuidado se han transmitido por generaciones entre los beduinos, consiguiendo un animal que puede mejorar la genética de otros. Por lo tanto, los sementales árabes son muy cotizados en todas las cuadras internacionales.

Es un animal de gran fuerza, inteligencia y docilidad, lo que lo convierte en ganador de todos los deportes ecuestres y carreras de renombre. Poseen alta resistencia y capacidad pulmonar debido al clima seco del que proceden. Se caracterizan por un cuerpo atlético, compacto, huesos fuertes, espalda corta, pelo brillante, frente alta, nariz pequeña y orejas curvadas.

La belleza del árabe ha sido inspiración para artistas desde siempre. Sus logros en las guerras y su resistencia en el servicio a sus amos los convirtieron en leyenda. La inteligencia, buena constitución y temperamento perfecto de estos animales los transforman en un arma de guerra fundamental. De ahí el origen de las Haras de Mequinez, construido en 1914 como establecimiento militar, que se convirtió en 1947 en un centro de cría de caballos.

La cabaña de cría caballar se encuentra en el barrio de Zitoun, cerca de las antiguas caballerizas imperiales. Merece la pena realizar una visita o incluso participar en el club hípico. Si se es conocedor, se puede ayudar en el ejercicio de los caballos.

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Una vez al año, la ciudad de Mequinez se transforma en un campo militar de estilo oriental al celebrar el festival de la fantasía o fiesta de la pólvora. La fantasía, o tbourida, evoca la táctica clásica de la guerra mostrando la compenetración entre jinetes y monturas al son de tambores y danzas populares.

Los caballos a galope tendido y los bereberes con sus chilabas y turbantes blancos disparan sus rifles entre olor a pólvora, creando un espectáculo maravilloso que no debe perderse ningún visitante de la ciudad imperial. La carga de caballería, ricamente enjaezada, termina en una brusca frenada y disparos de espingardas, tratando de conseguir el mayor grado de coordinación. La tradición será que entre los más de quinientos jinetes que participan, se lleven la gloria aquellos que provoquen mayores aplausos y saltos entre las mujeres del público.

Viajar a Marruecos y conocer sus caballos será amar su historia, su patrimonio y su leyenda.