El desierto del Sahara es uno de los lugares más emblemáticos y llenos de misterios , historias y leyendas del planeta.
Por ejemplo, en el año 525 a.C., el poderoso y numeroso ejército Persa alcanzó el Sahara encabezado por su rey, Cambises II, en dirección hacia el oasis de Siwa con el fin de aprovisionarse e ir rumbo a Egipto para conquistarlo. Al poco de hacer un alto en el camino para comer, se desató repentinamente una impresionante tormenta de arena que hizo desaparecer al ejército persa (4000 soldados). Heródoto dijo: «el viento hizo desaparecer al ejército persa». Nunca se ha encontrado rastro alguno del ejército Persa.
En el Sahara, el desierto de arena más grande del planeta, se siente una abrumadora sensación de lo pequeños que somos en este mundo y lo magnífico y grande que es el mundo.
El Sahara puede verse desde el espacio, con una superficie de 9.400.000 km² extendiéndose por 11 naciones; es un área casi tan grande como Estados Unidos o China. Los musulmanes lo llaman el Jardín de Alá. En aisladas áreas del desierto surgen los Oasis, alabados como el elixir del alma; son reservorios naturales de la muy preciada y escasa agua. Tábersa es uno de ellos y uno de los más grandes; Siwa es otro oasis, una verde isla de vida en medio de un desierto infinito, justamente el oasis que nunca alcanzó Cambises II, el gran rey persa.
Dicen que las dunas de arena «murmuran» con el pasar del viento, y la tradición árabe nos cuenta que los Djinns hablan con los mortales en el desierto a través de las dunas.
Hay multitud de relatos sobre la intervención de los djinns en la vida de los mortales: desarrollando en ellos poderes sobrenaturales, curando enfermedades terminales, protegiendo o arrebatando la vida a sus enemigos.
Los tuareg constituyen el único grupo que todavía conserva los hábitos ancestrales de los pueblos nómadas de esta regían y en su sistema de creencias los djinns ocupan un lugar importante.
Pequeños relatos del Sahara
El pueblo Tuareg y el Saharaui tienen la costumbre de transmitir sus lecciones y enseñanzas de forma verbal y contando pequeñas historias. Aquí os dejo dos que me han encantado:
-¿Cuándo naciste? – le preguntó el médico al anciano.
– El año que nació un camello con seis patas.
Las fechas son imprecisas en el desierto. 103 años. 113 años. Quizás 96. El anciano nació el año del camello de las seis patas y cazaba gacelas en su juventud. Luego, la vejez le nubló la vista.
Cierto día, el médico le quitó el velo de las cataratas que cubrían sus ojos. Y el anciano, mirando a su alrededor, dijo:
– Ahora que puedo ver, ya no quedan gacelas. Si queréis vivir la sensación única del Sahara y descubrir Marruecos, no perdáis la oportunidad con estos increíbles viajes que os ofrecemos:
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¿Has estado alguna vez en el Desierto del Sahara? ¿Has hablado con los Tuareg? ¡Cuéntanos tus experiencias!