La decisión está tomada

Tras muchos años andando por el país con grupos y por mi cuenta, he podido comprobar de primera mano que desde el punto de vista económico en Marruecos todavía hay mucha necesidad y sobre todo hace falta gente decidida a emprender en este país que ofrece múltiples posibilidades. Por estas razones decidimos mudarnos allí.

No obstante, a pesar de la escasez, el terrorismo y todas las medias verdades que nos cuentan, envidio a los marroquíes porque se les ve gente muy educada, feliz y amable. Tienen poco, pero son generosos y comparten lo que tienen. Los niños juegan durante horas a hacer acrobacias, a la pelota, con una rueda o con una caja, mientras que los nuestros sólo piensan en la Game Boy, la Xbox y poco más.

Nuestros hijos, a pesar de tener de todo, se aburren y se están convirtiendo en pequeños egoístas que sólo disfrutan consumiendo, pero como tienen de todo y nosotros tampoco les echamos mucha cuenta, son carne de enfermedades psicológicas y de depresiones.

Llevo años dándole vueltas a la cabeza pensando que me gustaría vivir una temporada en Marruecos, pero no sabía cómo hacerlo. Sin darme cuenta he ido creando una estructura en mi empresa que me permite trabajar desde cualquier sitio. El programa de gestión de nuestra agencia de viajes, los bancos, la página web y prácticamente todas las herramientas de gestión de nuestra empresa las he ido desarrollando en línea, no sé si por la comodidad de trabajar desde casa algunos días o porque sabía que la vida me pedía un cambio.

El caso es que en el pasado mes de mayo decidí plantearle a mi mujer vender nuestro piso e irnos a vivir a Tánger una temporada a hacer negocios. Total, a fin de cuentas vamos mucho por allí, nuestra agencia es mayorista y minorista, la controlamos por internet y Miriam, nuestra maravillosa secretaria, es de nuestra total confianza.

Al decidir mudarnos pensé que mi mujer ganaría en calidad de vida, que nuestra hija se educaría en un ambiente multicultural con una visión diferente de las cosas y sobre todo aprenderá casi sin darse cuenta tres idiomas. A mí me hace falta aprender francés y desarrollar otros negocios que tengo también en mente.

Mi mujer aceptó con una condición: que pueda irse al Rocío todos los años. Le he dicho que sí y nos hemos liado la manta a la cabeza.

Hemos ido a Tánger antes que nada a solicitar la matriculación de nuestra hija en el Colegio Ramón y Cajal y antes de ayer nos confirmaron que tenemos plaza. Ahora tenemos que formalizar la matrícula en el colegio y para ello necesitamos aportar unos papeles que no tenemos, por lo que en muy poco tiempo tenemos ahora que: alquilar un piso, crear una empresa y conseguir la residencia en Marruecos. Supongo que como allí se toman las cosas con tiempo, igual no cumplimos los plazos, pero estoy convencido de que todo saldrá bien.

Mi mujer se llama Berta Perales y dice que ella también va a escribir su blog, me cuesta creerlo pero quién sabe. Lo cierto es que ha salido hoy a las 7 de la mañana para acompañar a un grupo de americanos a Fez y Asilah.

Yo me voy mañana por la tarde a Tánger a buscar piso de alquiler sin hablar árabe ni francés, pero supongo que me podré defender, total al fin y al cabo en Tánger muchísima gente habla español.