Seguridad en Marruecos

Seguridad en Marruecos

Me atrevería a decir que Marruecos en general es seguro y sobre todo para los turistas, pero no hay que ser ingenuos, se deben tener en cuenta medidas preventivas de seguridad personal como poner el equipaje y el dinero a buen recaudo.Gendarmerie Royal Maroc.JPG

Es imprudente moverse con grandes cantidades de dinero en efectivo u objetos de valor, sobre todo en las grandes ciudades como Tánger, Fez y Marrakech.

Tampoco es prudente enseñar mucho dinero para pagar cosas de poco valor. Así que el taco es mejor que lo llevéis escondido y no en la cartera.

Los hoteles son seguros y permiten dejar el dinero guardado antes de salir.

Os recomiendo viajar con maletas que tienen clave y dejarla siempre cerrada a cal y canto cuando salís de la habitación. Si ponéis siempre el mismo número podréis comprobar si os lo han intentado manipular en la habitación del hotel.

Si viajáis en vehículo privado no dejéis cosas de valor a la vista. Pueden romperos un cristal.

En Marruecos hay dos tipos de policía: la Gendarmería, cuyos oficiales visten uniformes de color gris, se encarga de los controles en las principales vías de comunicación, en los cruces y en las entradas a las ciudades, de modo parecido a la Guardia Civil.

Por otro lado está la Sureté Nationale que viste de uniforme azul marino o de paisano, el equivalente a nuestra policía nacional. Cualquiera de los dos te puede pedir el pasaporte, que es obligatorio llevar consigo en todo momento.

El teléfono de emergencias de la policía es el nº 19. El de la Gendarmerie es el nº 107.

Marruecos en general es un país seguro. Hay policía por todas partes y su principal cometido es cuidar del turismo y evitar el pillaje.Policia en Marruecos.JPG

No obstante conviene estar alerta y desconfiar de los numerosos guías voluntarios que se ofrecen para ayudarnos. La picaresca existe y son muy persistentes. En muchas ocasiones hemos dicho no a estos falsos guías y es como si les diese igual.

Recuerdo una vez en la medina de Fez que intentábamos zafarnos de uno de estos voluntarios y no había manera, cada vez que le dábamos el esquinazo nos volvía a encontrar a los cinco minutos, al final lo dimos por imposible y regresamos al hotel a tomar te y dejar nuestro paseo para otra ocasión.

Definitivamente esto es algo con lo que hay que convivir sobre todo en las grandes ciudades. En Asilah es más leve esta inconveniencia, pero desde luego que existe y que la mejor receta es decir no con mucha educación e ignorar al personaje en cuestión.